Replanteando las ciudades para adaptarlas a las personas mayores

Las ciudades necesitan una visión común para apoyar a la creciente población de edad avanzada

La población mundial está envejeciendo a un ritmo sin precedentes: en 2050 está previsto que el número de personas mayores de 65 años se haya triplicado hasta alcanzar una cifra superior a los dos mil millones, representando casi una cuarta parte de la población global. En esa fecha, y por primera vez en la historia, el número de adultos de edad avanzada será mayor al número de niños menores de 15 años. Mientras Japón, Italia y Alemania serán algunos de los países más afectados por el fenómeno de envejecimiento de la población, China, India y los Estados Unidos tendrán cada uno de ellos más de 100 millones de habitantes mayores de 65 años.

Dado que la mayor parte de la población mundial vive en ciudades, es verdaderamente en el entorno urbano en el que encontramos un mayor potencial para entender mejor estas tendencias, desarrollando políticas y proyectos para replantear nuestras ciudades y adaptarlas a las personas de más edad.

El envejecimiento de la población no es un tema completamente novedoso. De hecho, en los últimos años, muchas organizaciones no gubernamentales y centros de investigación entre los que se encuentran la Organización Mundial de la Salud, la AARP (siglas en inglés de la Asociación Americana de Personas Jubiladas) y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas han llevado a cabo estudios y han publicado artículos destacados de qué forma las comunidades pueden adaptarse a la población de mayor edad. Recientemente, Arup ha publicado “Cities Alive: Designing for Aging Communities” (Ciudades vivas: diseñando para comunidades envejecidas), un marco que identifica cuatro necesidades específicas que las ciudades abordarán al planificar con y para adultos de edad avanzada, dado el impacto que tienen sobre todos los aspectos de la vida: autonomía e independencia; salud y bienestar; conectividad social; y seguridad y resiliencia.

 

Políticas amigables con la edad para lograr la autonomía, libertad e independencia de los adultos mayores

Políticas adaptadas a las personas mayores de Arup

Casos de estudio en diseño adaptado a las personas mayores

La autonomía es fundamental para la dignidad, la libertad y la independencia de las personas de edad avanzada. La capacidad de una persona para moverse a menudo se ve obstaculizada por el proceso de envejecimiento y por lo tanto, el hecho de tener todos los servicios necesarios a una corta distancia a pie comienza a ser de vital importancia. La ciudad de Toyama en Japón, que predice que más de un tercio de su población será mayor de 65 años en 2025, está desarrollando una ambiciosa iniciativa denominada “Zona de Fomento Residencial”, una zona peatonal y accesible al tránsito que abarca todo el centro de la ciudad y zonas adyacentes. Quien desee residir en esta zona tiene derecho a un subsidio y los promotores privados obtendrán mayores ventajas si construyen viviendas para personas mayores.

La salud y el bienestar de los residentes de mayor edad está a menudo relacionado con una serie de problemas de diseño público, especialmente en el ámbito. Los espacios públicos y verdes de calidad, junto con los entornos peatonales, pueden promover un estilo de vida activo entre los ciudadanos de mayor edad. En 2016, la ciudad de Londres puso en marcha una red de «Quietways», una serie de rutas paralelas por calles arboladas, parques y vías fluviales, con la intención de crear un entorno seguro para que los residentes de edad avanzada pudieran andar o moverse en bicicleta lejos del tráfico y la polución de las calles principales.

La conectividad social y la participación son fundamentales para hacer que las personas mayores sean una parte activa de la comunidad, y contribuyan de forma positiva a su salud y bienestar al mantener la interdependencia, preservar su autoestima y promover las interacciones sociales. «U-City», cuya apertura está prevista en Adelaida, Australia, integra comercios, alojamientos accesibles, residencias para personas mayores, atención a la tercera edad y una serie de servicios sociales y de salud, con el objetivo de conectar a las diferentes generaciones de residentes a través de espacios de usos mixtos y opciones de vivienda que se ajustan a las necesidades de los ciudadanos de edad avanzada.

Las personas mayores son especialmente vulnerables a la conmoción y el estrés crónico que generan la lluvia, las olas de calor, la polución causada por el tráfico o las calles y aceras mal mantenidas. Para hacer las calles más seguras para los peatones de más edad, la ciudad de Nueva York lanzó el programa “Transportation's Safe Streets for Seniors” (Calles seguras para el transporte para personas mayores) en 2018, que identifica los aspectos más peligrosos de los entornos exteriores, incluyendo tiempos insuficientes para cruzar calles, agujeros o rampas peatonales en mal estado.

Permitir que las personas mantengan la independencia y una alta calidad de vida para los adultos mayores requiere planes de acción integrados en todas las ciudades

Imagen Eugene Zhyvchik/Unsplash

Un plan de acción integrado en las ciudades

Si bien la creación de comunidades adaptadas a las personas mayores es una gran oportunidad para la regeneración urbana, un resultado que marca la diferencia requiere de una visión decidida y un enfoque multidisciplinar.

Ayudar a las personas a mantener su independencia y una buena calidad de vida cuando envejecen requieren de planes de acción integrados en las ciudades. Estas podrían desarrollar diferentes políticas de salud, bienestar social, movilidad, entorno construido y digital, no solo a nivel de ciudad sino también en los diferentes barrios. Hoy en día, la mayoría de políticas adaptadas a las personas mayores son fragmentadas y desarrolladas por diferentes departamentos municipales, sin una visión común y una relación coherente entre ellas. Pero este no tiene por qué ser el caso.

En Europa ya existen algunos ejemplos de éxito. Junto con ciudades como Bruselas, Glasgow y Udine, Barcelona marca el camino con su «Plan Municipal para las personas mayores 2013-2016», que define cuatro estrategias principales y 218 acciones a realizar en entorno cruciales, como la participación, el bienestar, la asistencia sanitaria y la forma en que las personas de edad avanzada viven sus vidas en la ciudad. Esto permite que las acciones se lleven a un cabo de forma coherente en los diferentes contornos. Por ejemplo, la instalación de circuitos de gimnasia en espacios públicos y parques pueden ayudar a mejorar la salud y el bienestar de los ciudadanos de mayor edad, mejorar la calidad de los espacios exteriores ya la vez, promover la inclusión social intergeneracional.

Muchas ciudades en todo el mundo están adaptando la forma en la que planifican y diseñan los espacios físicos para permitir a las personas mayores disfrutar de vidas independientes, saludables, sociales y seguras. El diseño bien concebido puede satisfacer las necesidades específicas de los residentes de edad avanzada y también hacer la ciudad más accesible y agradable para todos.

Imagen principal: Matt McNulty/Unsplash

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